jueves, 13 de marzo de 2014

¿Cómo te imaginas que es tu vagina?

Empiezo con una cita preciosa de la página 216 del libro de Elisabetta Leslie del que encontraréis la bibliografia en el apartado de libros interesantes de este blog, y que dice así:

"¿Cómo me ve él?, se preguntó. Se levantó y llevó un amplio espejo cerca de la ventana, apoyándolo en el suelo contra una silla. Luego se tendió enfrente y abrió lentamente las piernas. La vista era encantadora. La piel era inmaculada, la vulva rosada y llena. Pensó que era como las hojas del árbol de la goma, con su leche secreta que la presión de los dedos podía hacer surgir; la mixtura perfumada que se asemeja a la de las conchas marinas. Así era Venus, nacida del mar, en su interior con ese pequeño grano de miel salada, que tan sólo las caricias logran hacer salir de los rincones escondidos de su cuerpo (....) Muchas mujeres jamás han mirado su sexo..."

 En relación con esto, si aún no has mirado tu sexo en un espejo, ya es hora de hacerlo. Conocer nuestro cuerpo amplia posibilidades.

Aunque en realidad esta entrada la escribo para ir más allá de poder ver en un espejo la parte externa de nuestros genitales. Probablemente eso ya lo has hecho. La idea es ir un poco más allá. Rompe una lanza para ti. En casa es difícil hacer de exploradora de esta zona en su parte interna, así que te hago una propuesta: en tu próxima visita al ginecólogo llévate un espejo y cuando te vaya a explorar, pídele que te permita ver tu vagina, y la entrada al útero. Te aseguro que es una experiencia muy gratificante aunque te resulte algo embarazosa  a la vez. La vagina no es obscura ni es un túnel larguísimo. Es rosadita y saludable, si todo está como tiene que estar.

Estarás pensando, tal vez, " qué tía más rara, ¡qué cosas de pensar!...".  Lo suyo sería que no, que pensaras "esta mujer está un pelín desfasada, pero ¡si hoy en día ya todas conocemos nuestro cuerpo!...".

Y me encantaría estar desfasada porque eso querría decir que sí, que ya no nos sonrojamos cuando hablamos de nuestro cuerpo, de lo que nos gusta, que ya hablamos con naturalidad de lo que tiene que ver con la sexualidad, lo cual no está reñido con tener privacidad y defenderla, y no tiene porque ir asociado a ser vulgar ni arrabalera en las formas y en el lenguaje.

A mi me parece que en nuestra cultura es muy necesario conocer más sobre nuestros genitales, los femeninos, porque sí, ya sabemos que están y que existen, y sin embargo son grandes desconocidos.

Es necesario explicar que la vagina es un músculo que sería importante aprender a ejercitar para que en la edad adulta diera más satisfacciones y evitara algunos problemas. Cuando se enseña a ejercitar la vagina, la sexualidad puede tener mayores satisfacciones, el potencial parto puede ser facilitado y en el postparto y la edad adulta podríamos evitar pérdidas de orina.
Todo esto merece ser mejor explicado y me comprometo a ir haciéndolo.
Adelanto aquí que las mamás hemos de formarnos para saber explicar a nuestras hijas estas cosas tan importantes y que tanto bien pueden hacerles.

 Hemos de aprender a normalizar estos temas, para poder integrarlos como un aspecto a tratar pedagógicamente. La información transmitida desde una actitud de naturalidad es algo que a largo plazo es muy beneficioso. Ya va siendo hora de abandonar pudores en  asuntos del todo naturales. Y como en todo hay que aprender y desaprender.


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